José López lucía entusiasmado con su escuela primaria: le había construido un edificio y quería embellecer su entorno, que entonces era un baldío inmenso de Los Vega, un barrio de la ciudad de Concepción. El ingeniero se daba ese gusto adicional mientras crecía su poder como secretario de Obras Públicas del Ministerio de Planificación Federal que comandaba Julio De Vido, kirchnerista de la primera hora y hasta la hora actual. El convenio para desarrollar una urbanización ambiciosa en Los Vega fue firmado en octubre de 2006: López, que incluso barajaba la incorporación de bicisendas, había asignado al proyecto $ 900.000 o U$S 300.000 de la época. Una foto registra las sonrisas de los tres firmantes del convenio: el ex gobernador y senador José Alperovich, el ex intendente de Concepción y legislador Osvaldo Morelli, y el hoy ex secretario e imputado arrepentido en la causa de corrupción de los cuadernos de las coimas.
Doce años después, la intención de embellecer y destacar la Escuela N°18 “Juan José Comaschi” se reduce a 11 postes de luz y a los 400 metros de asfalto desgastado que unen el establecimiento con la antigua ruta 329. La inversión de U$S 300.000 ($ 11,4 millones en la actualidad) está lejos de la realidad, tan lejos como los años en los que López era tratado por sus comprovincianos como el tucumano más importante del país. Y se desconoce su paradero. Morelli asegura que a sus manos sólo llegó un tercio del dinero pactado ($ 281.581 o U$S 93.000) y que con eso ejecutó una obra de altísima calidad; Alperovich asegura que los fondos no pasaron por la caja provincial, y en la Intendencia de Concepción aseguran que no existen registros y que, por ende, el asunto es un misterio.
El homenaje permanece
El pavimento llega hasta la altura del establecimiento inaugurado en 2007, y abruptamente se transforma en un camino de tierra y piedras que lleva a otras huellas que se cortan caprichosamente. Lo mismo sucede en la otra esquina. La calle tiene sólo una vereda demarcada. Casi nadie la transita: por doquier proliferan escombros y casas con aspecto de recién levantadas, pero todo el ruido proviene del patio de la escuela, donde los chicos devoran el recreo de este jueves con sol de agosto. En la puerta, Ramón Chaile, conserje y sereno de la institución educativa, dice que el asfalto llegó hace diez años y que parecía que iba a continuar, pero todo fue “aspaviento”.
“Hubo un proyecto, sí. A la ‘tracita’ la hizo López, sí. Él vivía allá, en esa arboleda que se ve pasando la ruta 38”, señala Chaile desde la esquina. “Él vino a la apertura del edificio. Ahora esta ‘guardado’: nos quedamos sin padrino. Pero menos mal que por lo menos hizo la escuela. Aquí estudian alrededor de 700 chicos”, agrega. El alumnado proviene de los alrededores, área en la que, según Chaile, abundan los asentamientos. Los niños tienen carencias, pero aparentemente las materiales preocupan menos que las afectivas y familiares. El conserje parece saberlo todo sobre el lugar y sus habitantes, y, por supuesto, dispone de su propia versión sobre López: cada concepcionense tiene una y, por lo que se ve y escucha, ninguno comprende cómo ese muchacho de Los Guchea (zona aledaña a Los Vega) revoleó U$S 9 millones en un convento de la localidad bonaerense de General Rodríguez aquel 14 de junio de 2016.
“Yo era compañero de él en la antigua escuela (funcionaba en el local centenario ubicado a 500 metros, que luego alojó la capilla de San Francisco Solano). No parecía que iba a ser así, que iba a caer como cayó”, opina Chaile. Adentro del establecimiento, una placa homenajea al ingeniero que hasta se permitió fantasear con la idea de gobernar la provincia. La plancha de mármol dedicada a López “por su gestión y permanente apoyo” lleva la firma de Morelli y de la directora Nora Maldonado de Vallona. Ya jubilada, la directiva guarda un buen recuerdo del ex funcionario kirchnerista. Apunta: “estaba emocionado ese día de 2007 que inauguramos la escuela. Hasta recitó poesías a sus maestras” (se informa por separado).
Con los U$S 300.000 adicionales asignados por la Nación, Morelli debía pavimentar arterias, construir alcantarillas e iluminar alrededor de dos kilómetros. La edición del 23 de agosto de 2006 de LA GACETA consigna que el entonces intendente anunció también que había acordado con López la realización de los primeros pasos para ampliar la ruta 329 de seis a 7,20 metros de ancho, y para colocar cordón cuneta y bicisendas.
Alperovich dice que él únicamente puso la firma en el convenio de urbanización y que, por eso, aparece en la foto. “José López le dio el dinero directamente al intendente Morelli. La Provincia no tocó nada”, afirma durante un diálogo telefónico.
“Es muy poquito lo que se hizo: hay mucha distancia con lo que se informó. Y esto no figura en ninguna parte. Nosotros encontramos ‘tierra arrasada’”, dice Carlos Tarulli, subsecretario de Obras Públicas de la Municipalidad que dirige Roberto Sánchez (UCR-Cambiemos). Tarulli, que fue compañero de López en el secundario, distingue la escuela del proyecto de infraestructura. “El edificio sí fue levantado, existe y funciona: Juan Comaschi, nuestro tesorero, donó el terreno, y en su momento yo impulsé la iniciativa de la directora Maldonado de Vallona. La gestión anterior luego hizo un pavimento mínimo. Pero hubo cosas increíbles: hasta hace seis meses, la escuela tenía pozo ciego. Ni siquiera la habían conectado a la red cloacal. Nosotros hicimos ese trabajo”, explica. Tarulli calcula que con los U$S 300.000 asignados en 2006 hoy sería posible hacer una escuela nueva. “O iluminar toda la avenida Bicentenario, que es el acceso a Concepción. Es mucha plata”, ejemplifica. Más categórico, Julio César Herrera, secretario de Gobierno, expresa que el proyecto para el entorno de la Escuela N°18 forma parte del agujero negro que dejó la administración de Morelli. “Se llevaron toda la documentación. Nosotros hicimos una auditoría externa y una denuncia penal en 2016. La Justicia Federal se declaró incompetente y ahora los jueces provinciales tienen que investigar”, añade. Según Herrera, las irregularidades están a la vista.
El dolor de Morelli
“Hice todo el trabajo (de urbanización de la escuela) como corresponde. Los resultados están a la vista”, afirma Morelli. Ofuscado por las acusaciones que considera infundadas, el ex intendente aliado a Alperovich primero dice que el convenio firmado con López había sido ejecutado “por completo” y con la máxima calidad. Horas después, se rectifica, y comenta que sólo recibió un tercio de los fondos en enero de 2007; que ello puede ser chequeado y que la Nación suspendió el envío del saldo. “Nunca recibimos el resto del dinero. Certificamos todo, y rendimos cuentas ante la Nación y el Concejo Deliberante el 1/3/08”, informa.
Ex profesor de López, Morelli se define a sí mismo como un hacedor y asegura que por esa cualidad estuvo 17 años al frente de la Municipalidad de Concepción. “A uno le duele que lo hagan aparecer mal... El pavimento que yo puse tiene 7,30 metros de ancho, 18 centímetros de espesor y 350 kg de cemento por metro cúbico de hormigón”, precisa. El legislador oficialista rechaza que se haya llevado papeles del Estado a su casa, cuando dejó el poder en 2015: “las autoridades actuales (de la ciudad) mienten. A mí no me importa lo que digan: ellos nunca encuentran nada porque no tienen intención de buscar. Así se adueñaron de la obra de la terminal de ómnibus (inaugurada este año), que dejé con un 80% de desarrollo”.
López puede tener la explicación que falta para comprender por qué este plan se quedó en una foto -como tantos otros-, pero el ingeniero resulta inaccesible en el lugar de detención secreto en el que permanece desde que colabora en la investigación de los cuadernos. No sería una obra más para él: era su vecindario y su escuela, allí donde se lo recuerda como un benefactor comprometido con la comunidad que lo educó, y que lo vio partir a la Santa Cruz de Néstor y Cristina Kirchner, y luego regresar convertido en el funcionario que abría y cerraba las puertas de la obra pública.